POLVOS MÁGICOS

 Nunca antes había sentido esta sensación. ¿Sabéis cuando estáis en un sitio con una persona y de repente sientes un mar en calma con fuegos artificiales de fondo dentro tuya?

Digamos que así me había sentido. Era como estar en tu casa y sentirte más en casa que nunca, pero no por ser tu casa, sino por estar con la persona correcta que te hacía sentir como en casa. 

Creo que siempre ha primado en la mayoria de las situaciones que vivo el miedo. Miedo al fracaso, a la decepción, a la tristeza. Miedo a un final inesperado. 

Pero esta vez las tornas cambiaron. Desde el primer momento que llegó allí ya sentía buenas vibraciones, buenas sensaciones. Y así fue, fueron pasando los días, pasando las horas, pasando los minutos, pasando los segundos, y cada vez confirmaba más aún que aquello era real. Confirmaba que era cuestión de calidad y no de cantidad. 

Estar con él, allí, era como tocar polvo mágico de hadas. Creedme que no estoy loca si digo que durante esos días sentí mariposas por todo el cuerpo y sólo pensaba una única opción: que él era el amor de mi vida. 

Sentía que estaba tan cómoda estando con él allí que sólo podía sonreir. Y entonces todo empezó. Puede que no hace falta que haya un inicio para que algo vuelva a empezar, pues en ese momento sentí que merecía la pena empezar para poder poner un punto y aparte en la historia. Ese punto y aparte determinaría más potencia en los latidos del corazón al verle, determina más minutos de duración de los abrazos, más profundidad en las miradas y más sonrisas a los corazones. 

Sí, sentí que no era mentira que me había enamorado de la persona más mágica del mundo; de mi mundo. Y aquella semana supe que lo iba a ser para siempre porque cada día que pasa me hace sentir mejor, me ayuda a crecer, me apoya incondicionalmente, es la mano que necesito cuando mi mundo se derrumba y la sonrisa con la que solaparme. 

Es mi mundo entero, es mi vida entera. Es mi amor eterno. Y eso cuando se sabe, se sabe. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

AMOR A PRIMERA SONRISA

INCOMPRENSIÓN A LO PERFECTO